Cuando lo que se busca es unir dos piezas metálicas por una costura resistente la forma más sencilla y duradera es optar por soldar ambas piezas, ya sea de forma manual o a través de soldadura robotizada. La costura que se crea en la unión metálica hace que la estructura creada pueda soportar grandes cargas en ella. Pero, ¿qué ocurre cuando existen condiciones especiales como altas presiones o entornos húmedos y salinos? Veamos por ejemplo el caso de la soldadura marítima.